viernes, 7 de diciembre de 2012

Castigo y Disciplina

La disciplina es una manera de enfocar la vida para alcanzar un objetivo. El castigo es una pena por violar las reglas. Quien quebranta la ley y es condenado a prisión está siendo castigado por su delito. El atleta que se entrena para conseguir su objetivo vive una vida disciplinada y hace sacrificios para poder alcanzar ese objetivo. En una vida de Dominación Femenina, el hombre es disciplinado por la mujer para que se convierta en mejor hombre y mejor sirviente para ella. El hombre es disciplinado para que se corrija y se transforme así en mejor marido. 

Una sesión de disciplina semanal permite al Am@ ó esposa Dominante juzgar la actuación del hombre en los objetivos y tareas que le fueron asignados. Se le corrige por medio de la disciplina para que su actuación mejore, y así se le entrena apropiadamente en cómo servir mejor a su Amo/a. Un castigo es la sentencia por haber violado la ley instituida por la mujer dominante. El hombre que conscientemente ha desobedecido una de las órdenes de su reina es castigado a pagarle el justo castigo por su imperdonable conducta. Un ejemplo podría ser que la mujer dominante prohibiera masturbarse a su marido; si viola la orden conociéndola, entonces debería ser castigado para que aprenda la lección y pague su castigo por la infracción. Por el contrario, el marido sumiso es disciplinado regularmente, tanto si ha violado alguna regla como si no. Es disciplinado porque está siendo entrenado por su esposa dominante. Una actividad de dominación, como ser azotado, puede constituir tanto disciplina como castigo.

 Pero el propósito y la severidad variarán dependiendo de si se le está adiestrando o reprendiendo. Un castigo debería ser más severo que la disciplina. La disciplina es una buena cosa, y el sumiso puede ser transportado al “espacio de la sumisión” por la amorosa, aunque autoritaria, mano correctora de su Am@. La disciplina es necesaria para que la mujer dominante entrene apropiadamente a su compañero. Un hombre sin una disciplina regular es, normalmente, un marido desobediente, que se concentra en sí mismo y se vuelve perezoso. Cuanto más disciplinado es un hombre menos tendrá que ser castigado, porque será más obediente.

El castigo es mala cosa, y no está destinado a satisfacer la sumisión. Esta destinado a castigar las conductas inapropiadas, de una forma que impida que vuelvan a repetirse. Un castigo es también un acto de amor, pero su propósito es censurar y reprender. Los términos disciplina y castigo son fácilmente intercambiados, y algunas veces nos referimos al castigo como disciplina y viceversa. Sin embargo, la terminología no es tan importante como el propósito de la corrección. Si es para adiestrar, guiar y alterar la conducta y la actitud del hombre, entonces es disciplina. Si es para reprobar, penalizar y castigar al hombre por su desobediencia, entonces es castigo.



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2012-EsenciaD/s

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