sábado, 2 de marzo de 2013

Una noche para mi


Me recibes como habíamos acordado, con el corpiño nuevo que hacia poco compraste, sin las braguitas y con el arnés de cuello puesto, aunque tus manos todavía estaban libres para darme un abrazo de bienvenida mientras tus labios saboreaban el deseo de los mios.

Me llevas hacia el sofá donde ya tenias todo preparado de antemano, me ayudas a sacarme el abrigo y me siento. Tardas menos de lo esperado en sentarte sobre mi, con las piernas abiertas, y comienzas a besarme y a desabrocharme la camiseta y pasar tu lengua por mi pecho. Lentamente vas descendiendo y dejándote caer hasta llegar a mis pantalones, sin miramientos abres la bragueta y metes tu mano para acariciar mi sexo por encima de los calzoncillos, apoyando tu cara en mis rodillas me observas mientras siente como crece ante tus caricias. Empiezas suavemente a meter tus dedos por debajo de la goma, tratando de alcanzarla y que sea tu cálido tacto el que termine de despertarla, tus dedos pasean furtivos por mi glande mientras la otra mano desabrocha los pantalones. Querías bajarlos rápidamente, para que tu boca volviera a recibirme... pero yo quería jugar algo más.

Me levanté, dejando que mis pantalones cayeran al suelo al no tener nada que los sujetara a mi cintura, mis calzoncillos fueron arrastrados al suelo por tus manos que todavía los agarraban... deje la punta de mi sexo a escasos centímetros de tus labios y cuando me giré para ir a tu espalda casi pudiste rozarla. Ate tus manos a la espalda con el arnés y puse uno de tus consoladores debajo de ti, apuntando a tu sexo... casi entre sus labios "procura que no entre todavía" te susurré al oído y volví a sentarme dejando que tu cabeza se aproximara a mi, sintiendo tu respiración sobre el tronco de mi cada vez más duro miembro. La primera toma de contacto la hizo tu lengua, recorriendolo desde la base hasta la punta, donde tu lengua jugueteo un poco antes de introducirtela por completo en la boca. Comenzaste a mamar lentamente, dejando que fuera tu lengua la que realizara la mayor parte del trabajo y tus labios fueran los que daban el último toque de placer sobre la punta antes de volver a introducirla. En cada vaivén podía sentir tus pechos sobre mis piernas, lo cual aumentaba mi  placer. Cuando lo iba estimando, con mis talones empujaba tu culo hacia abajo, para que el consolador que antes había puesto se colara más entre los labios de tu ya muy húmedo sexo... los pequeños gemidos que se te escapaban hacían que tu lengua por un momento se moviera de forma confusa, o simplemente que perdiera el contacto con mi sexo dentro de tu boca.

Agarré tu cabeza, para mantenerla en la misma posición mientras me levantaba, mientras te obligaba a sentarte sobre el consolador... lo que antes eran pequeños gemidos ahora eran más profundos y hasta notaba como mi sexo vibraba dentro de tu boca. Completamente de pie, comencé a follarte la boca mientras observaba como bailabas sobre el consolador. La saliva iba saliendo de tu boca cada vez que retiraba mi sexo de ella, recorriendo tu mentón hasta caer sobre tus pechos, la cual aprovechaba para hacer que mis dedos se deslizarán con más suavidad por ellos y que me ayudaba a que cada vez que agarraba tus pezones estos se escurrieran. Cuando sentí que estaba a punto de correrme paré. Te levanté despacio para que el consolador no pudiera escurrirse, te puse a cuatro patas sobre el sofá apoyando tu cabeza sobre su respaldo y con mis manos abrí tu culo, deje que por un segundo dudases de cómo iba a proceder hasta que mi lengua empezó a lamerlo lentamente, dejando que dibujara una espiral imaginaria en él, en la que escasas veces alcanzaba el centro pero cuando lo hacía se deleitaba en él, tratando de que mi lengua llegase a abrir un poco aquel pequeño agujero. Hacía paradas en las que aprovechaba o bien para retirar el consolador de tu sexo bien para girarlo un poco o bien para recorrer la distancia que separaba tus dos agujeros... pero siempre con idéntico resultado, tus gemidos que deleitaban mis oídos como la mejor de las melodías.


 Retiré el consolador por completo y sin dar tiempo a que lo echaras en falta mi lengua ocupó su lugar, deslizándose en busca de tu clítoris o adentrándose dentro de tu sexo para recoger el nectar que desprendía y que al contrarío de lo que hacía antes trataba de llevar hasta tu culo para continuar mi labor en ambos. Tu espalda inconscientemente siempre se arqueaba, por lo que tuve que poner mis manos sobre ella haciendo fuerza hacia abajo y mantenerte así más controlada... Mordía, besaba, tiraba de los labios de tu sexo que siempre se terminaban por escapar de mi boca debido a lo empapado que lo tenías, pero tras meter mi lengua varias veces en el cálido interior de tu sexo logré que casi te corrieras... y digo casi porque en el momento justo paré de darte el placer que demandabas. Sonriendo fui en busca de tu mejilla y la besé, te di la vuelta para que por unos breves instantes pudieras relajar las piernas ya que para la siguiente prueba te haría toda la fuerza que pudieras reunir en ellas, ante tus ojos empecé a lubricar otro de tus juguetes... el plug. Te levanté un poco para que terminaras casi a horcajadas sobre él y lo apunté hacia tu culo... lo metí un poco, lo justo para comprobar si entraría bien cuando fuera necesario y volví a retirarlo... "que no entre hasta que no puedas más..." te susurre al oído antes de besarte, antes de meter tus pezones en mi boca y que mi lengua los golpeara repetidamente, antes de volver a descender hacia tu sexo. Metido entre tus piernas mi lengua volvió a jugar con él como antes, tratando de obtener el máximo líquido posible que calmara mi sed de ti, en esta postura era más sencillo que mi boca pudiera cerrarse completamente sobre él y asi poder succionar todo hacia ella... cada vez más notaba como tus caderas bajaban y como tratabas de volverlas a levantar cuando sentías como el plug entraba en ti, hasta que no pudiste resistirlo más y en el momento en que te corrías dejaste vencer tus piernas y que entrase dentro de ti.

 Satisfecho sonrio y dejo que recobres el aliento antes de poner tus piernas sobre mis hombros, la punta de mi sexo juega sobre tu sobreexcitado clítoris haciendo que tus piernas aprieten mi cuello de forma involuntaria, hasta que te la meto... entra muy suave y cuando el sonido de mis pelotas contra el plug marca la parada, la presión que antes ejercían ahora se ha disipado... mientras agarro tus pechos empiezo a follarte de una forma casi mimada, tratando de que continues recobrando el aliento entre tus jadeos. Hasta que creo que es el momento oportuno y agarrandote de la cadera comienzo a acelerar el ritmo, siento que vuelves a correrte cuando una de mis manos roza casi sin querer tu sexo, cuando iba a posarse en tu vientre... la sensación que recorre mi miembro en ese momento es tan placentera que casi me olvido de que son muchas las horas que tenemos pendientes a esta tarea... y hoy me las pensaba cobrar todas.

 Asi que lo retiro de tu empapado sexo, te recuesto un poco más sobre el sofá y retiro lentamente el plug de tu culo... tus piernas poco pueden hacer por ocultar el placer que este simple gesto te produce... sonrio y me siento a tu lado, pongo tu cabeza sobre mi pecho dejándote a escasos centímetros de mi erección, que miras con deseo, libero tus manos para que puedas despertarlas antes de que sigamos jugando. Acaricio tu cuerpo desde la nuca hasta el culo por la espalda, y trazo el mismo camino de vuelta provocandote un leve cosquilleo mientras tus manos recorren mis piernas hasta mi sexo, cada vez que tratas de agarrarlo o acariciarlo mis manos dan un sonoro cachete sobre tus nalgas, dejando claro que el descanso sería completo para los dos, hasta que mi mente idease otra forma de darnos el placer que tanto tiempo hemos esperado, y que este fuera difícilmente olvidado con el paso del tiempo.

Cuando ambos estábamos recuperados y las caricias por nuestros cuerpos continuaban manteniendo nuestro tono, la siguiente parte del juego comenzó. Retiré el arnés de tu cuello pues ya no lo necesitariamos, en su lugar las esposas serían ahora las que te mantendrían inmóviles. Esta vez sería la cama la que me ayudaría a conseguir nuestro placer, esposada al cabecero retiro el corpiño de tu cuerpo, dejando completamente libres tus pechos. Agarro uno de tus pezones con dos dedos, levantandolo, lamiéndolo y mordiéndolo... y le coloco un clip de metal, repito la operación con tu otro pezón. Sonrío al ver tu cara mientras mis dedos juegan sobre ellos, abro el congelador en busca de un hielo y lo dejo sobre tus labios para que sientas lo frío que está y se derrita un poco sobre ellos, lo deslizo por tu cuello, paso por tu escote y lo hago trepar primero por tu pecho izquierdo, rodeando toda la areola que no está atrapada por el clip... 

 "Creo que será mejor que esto no lo veas" digo mientras tapo tus ojos como puedo con el corpiño. Vuelvo a repasar con el hielo la areola e inmediatamente mi lengua calma el frío que deja, repaso la punta del pezón suavemente y son mis labios los que recogen la gota de agua que queda sobre él... repaso todo el contorno del pecho besándolo, trazando el camino hasta el otro donde esta vez el hielo va a parar directamente sobre tu pezón donde apoyandolo sobre el clip lo dejo unos instantes a uno y otro lado, cuando lo retiro acerco mi boca hasta el punto de que sientas mi aliento, dejándote con la espera de si mis labios o mi lengua volverán a darle la temperatura que tenía... pero no lo hago, desciendo por tu tripa hasta tu ombligo dejando un reguero de agua que recojo a base de besos. Apoyo la cabeza en tu vientre, admirando tu sexo desde la distancia y comienzo a pasar lentamente el hielo por encima de tus labios, casi por instinto intentas cerrar las piernas pero consigues dominarlo y yo puedo continuar.

 Cada vez voy cerrando mas los trazos sobre tus labios, para cuando ya estoy rozando los menores, mi cabeza esta casi pegada a tu clítoris y continuando tu tortura meto el hielo entre ellos mientras mi lengua recorre lentamente la primera parte de tu raja, a escasos centímetros de ese pequeño botón de placer, lentamente lo voy introduciendo y mientras lo hago me acerco más y más dejando que mi lengua devuelva el calor que te está siendo arrebatado. Abro tu sexo por completo con la mano que tengo libre, para darte todo el frío y el calor que sea posible, para que todo quede a mi vista y control... Sin piedad paso el hielo de una punta a otra de tu sexo y luego dejo que mi lengua lentamente se pasee. Antes de que se derrita por completo, me tumbo sobre ti dejando que nuestros sexos se vuelvan a encontrar y vuelvo a retocar tus pezones, para que no se olviden de mi.

Tus piernas se cierran sobre mi cadera, intentando de una forma vana facilitar la entrada de mi sexo al tuyo, desesperada mueves tus caderas intentando realizar un acople que yo evito a toda costa. Trato de distraerte besandote, dejando que mi lengua pelee con la tuya en una batalla en la que nunca habrá un vencedor, tus manos que habían olvidado que estaban esposadas tratan de alcanzar mi cabeza... y es en ese momento en el que te penetro. Dejo caer mi cuerpo casi sobre ti y vuelvo a levantar mi cadera para retirarla... y asi comienzo nuevamente a follarte, nuestos gemidos cada vez que desciendo llegan tan alto que apenas se escucha nada más en la habitación, cambio de posturas poniendote de medio lado, hacia abajo... pero siempre conservando la misma cadencia, el mismo ritmo que hace que los dos perdamos la cabeza, hasta que vuelves a correrte.

La retiro completamente empapada de ti y la acerco a tu boca para que la saborees antes de comenzar el último asalto. Tus labios se cierran con delicadeza sobre ella y das como pequeños besos mientras te la introduces más y más, hasta que tu nariz golpea mi vientre... la retiras lentamente mientras tu lengua golpea mi glande y vuelves a introducírtela como seguro de que ningún resto queda sobre ella. Tras un beso en la punta me sonríes, con mi mano magreo tu pecho izquierdo y lentamente voy retirándote el clip que aprisiona el pezón provocandote un respingo de placer, el otro lo conservaré en el sitio para más adelante.



Te pongo a cuatro patas, con la cabeza pegada a la cama y uno de los consoladores en tu boca untado con un gel lubricante de sabor fresa, abro tus piernas a fin de acomodarme perfectamente entre ellas... separo tus nalgas y dejo caer un pequeño hilillo de saliva que reparto por ese pequeño agujero con mi dedo gordo. Aproximo mi sexo y lo dejo apoyado perfectamente "Quiero que ahora me folles tu, muevete hasta dejarme seco" te digo con voz impasible, aunque por dentro esté deseando sentirla dentro de ti. Lentamente mueves tus caderas, tratando de acomodar mi sexo a la estrecha entrada, moviéndola de arriba abajo y hacia los lados hasta que finalmente va cediendo lentamente y comienza a desaparecer dentro de él, cuando algo menos de la mitad está dentro de ti la metes de un golpe que casi me hace caer. Comienzas a meterla y sacarla lentamente, empujando con tus caderas hacia abajo cada vez que la retirabas y elevándolas cuando la metías mientras mis manos daban cuenta de tu espalda y se escapaban con frecuencia hasta tu sexo, que procuraba que no perdiera el calor.

Aumentaste el ritmo cuando sentiste como dos de mis dedos se adentraban en él, jugando en tu interior tratando de palpar todo lo que se pusiera a su alcance, con tus tres agujeros llenos empezaste a moverte de una forma alocada y sin control alguno lo que me daba todavía más placer si cabe al que estaba sintiendo. De vez en cuando dejaba que saliera completamente de ti, solamente para ver como se iba cerrando tu culo y volverla a meter con fuerza, tratando de llegar todavía más dentro de ti... pero mi intención era disfrutarte todavía más, asi que me aparto por un momento para ir al baño y coger los cinturones de los albornoces.

Te doy la vuelta con cuidado de no hacerte daño en las muñecas con las esposas, ato cada una de tus rodillas a tus codos, dejándote completamente abierta... completamente entregada a mi y a mis sucios pensamientos. Me apoyo en tus muslos mientras la vuelvo a meter sin mucho miramiento en el agujero que hacia un momento la cobijaba, miro una y otra vez como desaparece y reaparece... dejo mi cuerpo sobre el tuyo para poder embestirte mejor, para sentir el calor de tu sexo sobre mi vientre cada vez que entro en ti... el sonido de mis huevos golpeándote se convierte casi en un sonido de fondo entre nuestros gemidos. Máxime cuando con mis dientes te retiro el otro clip que aprisionaba el pezón y comienzo a jugar con él, dándole mimos y cariños en compensación por tanto tiempo aprisionado, dejando que mi lengua lo acaricie y golpee como antes hice con mis dedos, dejando que se escape de entre mis dientes cuando tiro de él...

Sintiendo que me voy a correr la saco y comienzo a masturbarme mientras dejo que mi glande de sus últimos viajes entre los pliegues de tu sexo. Con el primer "disparo" dejo una linea de semen  lo largo de tu pecho que llega hasta tu cuello... los siguientes lo dejaron todo sobre tu vientre. Cansado desato tus piernas y libero una de tus manos de las esposas para que al menos puedas ponerte algo más cómoda mientras recupero mi aliento. Acercas tu cuerpo al mio, buscando mis labios para sellar aquella noche de sexo con un beso, y apoyada sobre mi pecho pasamos el rato pensando si tal vez se pudiera repetir aquello.